martes, 16 de junio de 2009

Adios...

Cuando leí en tus labios la despedida para siempre, sentí como dejaba de palpitar mi corazón.
Vi tus pasos alejándose cada segundo manteniendo un trote lento y silencioso.
Encontré dentro de mi un álbum de fotos, que en secuencia se presentaban para recordar tu belleza.
Pero lo único que logro fue hacerme mas daño y terminar de rasgarme el alma.

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